
El Cortejo de sus Majestades Los Reyes Magos
A su paso no tendréis que hincar la rodilla, pero sí abrir el corazón.
Ya oigo el casco de sus caballos. Ya vienen. Ya es posible escuchar a Mirza, indigno Heraldo del rey Melchor y prepararse para acoger la llegada de los tres Reyes Magos. Vienen de lejos, de muy lejos. Siguen una estrella en el cielo que les marca el camino, la luz que ha de cambiar la faz de la tierra.
La estrella que siguen desde Oriente
Todo es poco para la magnificencia de semejantes huéspedes. Las calles se engalanan a su paso; mercaderes y tratantes se dan prisa en elaborar sus regalos, mientras los niños ensayan sus villancicos. Tres poderosos sabios se ha detenido en estos parajes, brilla sobre la Puebla Real. Pero aún no brilla del todo su luz.
Mientras tanto, los Reyes Magos han decidido aguardar en la Puebla Real, donde hacen su entrada solemne. Traen regalos para el Niño Dios: oro, incienso y mirra, entran con todo su séquito.