CETRERÍA DE REYES
Halcones, serpentarios y grullas del califato se miden a los buhos, águilas y milanos castellanos.
Las tropas del califato de Córdoba han caído en Simancas. Exhaustos por la refriega, Abderramán y Fernán González pactan una tregua. Ya no se lucha sobre la tierra, pero eso no impide medir fuerzas en los cielos. Las armas dejan paso ahora a las aves más majestuosas del norte y del sur en una gesta pacífica.
Una justa sin armas, un duelo de esplendores volantes
He aquí el Conde Fernán González de Castilla que viene de embajada, para aceptar la tregua y regalar al Califa un águila real en señal de paz. En respuesta, el califa cetrero le enseña sus azores. Comienza entonces una justa sin armas, duelo de esplendores volantes donde se encuentran dos tradiciones de cetrería: la gran cetrería de alto vuelo de los califas árabes y la cetrería Romano-Visigoda que practican los príncipes cristianos.
Un baile aéreo único en el mundo
Abderramán y su invitado rivalizan así en esplendor con deslumbrantes aves, hasta que se llegue a cubrir el cielo durante el final con las grandes aves blancas del Guadalquivir y del Ebro, para celebrar la boda del joven príncipe con su amada mora.